El tercer contenedor, con ropa y alimentos, está a punto de partir hacia Porto Novo (Benin).
Sara Pujazón (Niebla)
Juanjo, vecino de nuestra localidad, pasa once meses al año en África como misionero salesiano de la orden de Don Bosco. Hace seis años sintió la llamada de Dios y se ordenó sacerdote para servirle a través de los más desfavorecidos.
Juanjo es de Niebla, su familia vive en nuestra localidad. Cursó sus estudios en nuestros centros de enseñanza y se licenció en Farmacia. Su padre es veterinario y sus hermanas son también farmacéuticas. Decidió dejarlo todo y servir a Dios ayudando a los más necesitados.
El maíz es el sustento básico en Porto Novo. La PAM (Programa de Alimentos Mundial) les anunció que no va a poder abastecerlos de maíz como hasta ahora. En la calle, su precio se ha multiplicado por dos, y no parece que este vaya a cambiar su rumbo en mucho tiempo. Acude a embajadas y personas que aquí o allá le puedan ayudar. Consigue momentáneamente aplacar la situación, pero todos los días son 180 bocas que alimentar y no puede vivir con la incertidumbre de saber si en pocas semanas seguirá pudiendo alimentar a estos pequeños y jóvenes.
Por este motivo, cada año regresa a Niebla durante todo un mes, cuenta sus experiencias con los niños de la calle y hace una campaña de concienciación para recoger la máxima cantidad de alimentos posibles. Con ayuda de muchos vecinos de nuestro pueblo y de algunas organizaciones, cada año parte un contenedor hacia Benin, mejorando la calidad de vida de los niños a los que dedica su existencia.
Cuenta que por allí hay enfermedades como la malaria, el paludismo, el cólera… que acaba con la vida de muchos. Para los habitantes de Benin, padecerlas es tan común como pasar una gripe, pero los misioneros tienen en cuenta que son enfermedades mortales. Algunos mueren inevitablemente, pero los que sobreviven, luchan por ayudar. Para ello recuerdan diariamente la frase de Don Bosco que decía: "Por los jóvenes hemos de estar dispuestos a soportar cualquier contratiempo y fatiga". Este es su carisma y compromiso como salesiano y a ello se entregó cada día procurando lo mejor de él entre los más desfavorecidos, "niños de la calle" algunos "esclavos del siglo XXI" que cada día le recuerdan el auténtico mensaje de Jesús en el Evangelio.
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